Quiero hablar de la ansiedad desde la perspectiva de lo que vale la pena que el gran publico sepa o tenga en cuenta. Quiero hablar para las personas que, sin llegar a padecer una enfermedad psiquiátrica grave, pueden sufrir en algún momentos de sus vidas estados de ansiedad.

Un consultante acude a mi consulta y refiere que sufre de ansiedad; acto seguido describe sus dolencias: “hay momentos que de repente me falta el aire, siento que me voy a desmayar, mi corazón no para de latir con fuerza, me invade una sensación que algo malo me puede ocurrir, no controlo mi cuerpo, mis manos o uno de los brazos se paraliza”… y finaliza diciendo: “no sé la causa de este malestar, tal vez un cúmulo de cosas”.

Puede que esta persona haya venido a verme por propia decisión o puede que le haya derivado un médico. En este último caso seguro que vendrá medicado y con el diagnostico de “crisis de ansiedad”. Los médicos hoy en día detectan lo que es una crisis de ansiedad y no dudan en enviar al paciente al psicólogo. Hace veinte años para muchos médicos este trastorno se explicaba argumentando que se trataba de un desequilibrio bioquímico en donde la serotonina solía ser el factor principal y, por lo tanto, no había que buscar ningún evento psicosocial causante del trastorno.

El hecho de atribuirle al trastorno de ansiedad una causa bioquímica se debe a la dificultad de encontrar el evento causante. Aquí entraríamos en la discusión “biología-cultura” y en el efecto dominante de la ideología biológica. Pero esto lo dejo para otro articulo.

Si en el ejemplo que expongo más arriba la persona sufre este tipo de ansiedad desde hace poco tiempo, entonces, la causa será importante e imprescindible detectarla. Normalmente en una o dos sesiones suelo encontrar la causa, una vez encontrada los síntomas remiten automáticamente; pero acto seguido queda tratar el conflicto que desató la crisis de ansiedad, crisis de ansiedad que luego originará un trastorno de ansiedad si no se trata a tiempo.

Quiero poner de relieve que mientras subsiste el conflicto causante de la ansiedad será primordial tratarlo, porque mientras subsiste dicho conflicto de nada sirve tratar los síntomas o el malestar.

Si la causa no se trató en su momento, el trastorno se mantendrá porque lo que predomina ahora son los miedos a sentir las sensaciones causadas por los síntomas o las dolencias iniciales y las fobias derivadas (fobias que se merecen un articulo aparte). Por eso hay personas que después de años siguen bajo tratamiento con ansiolíticos para no sentir dichos síntomas.

En el supuesto que el conflicto o causa inicial deja de ser relevante solo cabe tratar los síntomas para perder el miedo a las sensaciones desagradables y poder dejar los ansiolíticos.

Para concluir este artículo quiero recalcar dos cosas. Si sufres una primera crisis de ansiedad no esperes sufrir una segunda, acude enseguida al psicólogo. Si hace tiempo que padeces el trastorno y estas tomando pastillas para evitar la ansiedad, ponte en manos de un psicoterapeuta, porque hay remedio para abandonar los ansiolíticos y dejar de tener miedo a las sensaciones de los síntomas.

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