Este artículo podría insertarlo tanto en la secciones de las enfermedades psicosomáticas como en la de los estilos de vida. Aquí me refiero a la diabetes tipo 2 o no dependiente de insulina, la que todo apunta que está relacionada con el estilo de vida, aparte de que siempre hay que suponer que existe una predisposición genética o fisiológica en cada persona a la hora de padecer una enfermedad u otra. Lo que quiero resaltar es que mi cometido como psicoterapeuta a la hora de ayudarte a superar la enfermedad o reducir sus efectos nocivos, consiste en cambiar el estilo de vida que te ha llevado a sufrir la diabetes.
La diabetes tipo 2 se la puede incluir como enfermedad psicosomática por su frecuente componente emocional como causa metafísica. Aunque muchos profesionales de la salud no hablarán de enfermedad psicosomática y solo aceptarán que la principal causa o predisposición de padecer la enfermedad es el estilo de vida, esto es, la alimentación, el sedentarismo y el estrés. Pero tienes que recordar que los factores de riesgo que acabo de mencionar tienen sus propias componentes emocionales.
Seguramente has conocido, en algún momento de tu vida, una persona que te ha admitido haber tenido una subida o bajada de glucosa y ello causado por alguna situación de estrés. Que los trastornos emocionales afectan a nuestro metabolismo es un hecho y el estrés es un trastorno emocional (ver artículo sobre el estrés). Con lo cual, a la alimentación y el sedentarismo, como factores de riesgo de la enfermedad, hay que añadir el estrés.
Es bien conocida la relación que hay entre la obesidad y la diabetes, o bien, entre el tipo de alimentación y la diabetes. En la obesidad casi siempre hay una componente psicológica (ver el artículo sobre la obesidad), en la alimentación inadecuada hay que pensar en un problema de hábito. Cambiar los malos hábitos alimentarios no supone mucha dificultad, pero tendrás que estar motivado para ello (ver artículo sobre hábitos). Los alimentos tienen, para todos nosotros, distintos significados o funciones aparte de la de saciar el hambre. Pregúntate lo que te va a suponer reducir o suprimir ciertas comidas, así como cambiar o eliminar de tu dieta algunos alimentos que aportan un exceso de glucosa. Si cuando te imaginas modificando tu hábito alimentario, sientes cierta ansiedad, entonces tendrás que dejarte ayudar profesionalmente para incrementar tu motivación para el cambio. Si no tienes suficiente motivación, no bastará con pretender seguir una dieta estricta, porque tendrás que emprender un nuevo modo de vivir la alimentación, un nuevo hábito que debe perdurar el resto de tu vida; son cambios en el estilo de vida que para muchas personas suponen una perdida que se experimenta como un vacio en la vida. Por eso, no siempre basta con seguir unas meras instrucciones, a veces se requiere de un proceso psicoterapéutico para que el nuevo hábito alimentario se convierta en un hábito agradable.
Junto al hábito alimentario a modificar, está el hábito del sedentarismo. El hábito del sedentarismo lo puedes modificar con meras instrucciones o consejos. Si quieres, intenta hacer los ejercicios que más te agradan, evita los que te sean desagradables; si compruebas que no consigues perseverar en dichos ejercicios, entonces es que necesitas apoyo psicoterapéutico para generar la motivación pertinente para convertir los ejercicios en algo apetecible, porque, como siempre digo, nos se trata de esfuerzo, ni de fuerza de voluntad, la fuerza de voluntad es consecuencia de la motivación, no hay que verlo como causa.
Fácilmente encontrarás la información apropiada para trabajar los factores de riesgo de la alimentación y el sedentarismo, pero si no consigues cambiar los hábitos es porque hay que recurrir a trabajar tu motivación; para lo cual, te indico que lo primero es, junto con tu médico, averiguar el alcance de tu enfermedad, esto es, intenta conocerla. No veas tu enfermedad como una fatalidad, una mala suerte, sino el resultado de tu estilo de vida mantenido hasta ahora. Ese sería tu primer paso para generar motivación en tu batalla contra tu enfermedad. Luego será necesario descubrir los componentes psicológicos que mantienen la dejadez de tu comportamiento en el cuidado de tu salud.
El estrés es otro factor de riesgo. El estrés puede significar tu conducta automatizada en distintos contextos de tu vida, entonces con cierta facilidad se consigue modificar dicha conducta. Pero bien puede ser el resultado de una razón psicológica más profunda, entonces, en tal caso, esto requiere un mayor número de sesiones. El estrés siempre contiene una componente emocional o psicológica, aunque eso no significa sufrir un trastorno, sino en tu mente hay ideas que mantienen tu conducta estresada.
De todo lo dicho en este artículo, me interesa poner de relieve que tu actitud ante la enfermedad no debe ser de fatalidad, la enfermedad no la sufres por tener mala suerte. Si tu viejo estilo de vida ha propiciado la enfermedad, ahora, tu nuevo estilo de vida logrará remitir o curar la enfermedad, o paliar sus síntomas nocivos; todo dependerá del alcance de la enfermedad, por eso es importante implicarte en su conocimiento.
JOSE CANO
Soy psicólogo clínico, psicoterapeuta e hipnoterapeuta. Desde hace 27 años, trato los problemas psicológicos de los adultos. Mi orientación psicoterapeuta es ecléctica, aunque soy especialista en “Psicoterapia Dinámica Breve” (enfoque fundamental para entender y tratar los trastornos emocionales) y soy miembro de la “Sociedad Hipnológica Científica”.
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